Entre ‘Tres Lunares’ y ‘Tiempos Salvajes’: El legado que nos dejan Tony Méndez y Jorge Martínez

Diciembre 9, 2025

La escena del rock en español atraviesa horas oscuras. En un lapso dolorosamente breve, hemos perdido a dos figuras fundamentales que, desde distintas trincheras geográficas, definieron la identidad sonora de varias generaciones. No se trata solo de la partida de dos músicos; se trata del adiós a dos arquitectos que construyeron los cimientos sobre los que hoy caminamos.

En suelo azteca, el golpe ha sido profundo con la partida de Tony Méndez. Recordarlo únicamente como el bajista de Kerigma sería injusto para la magnitud de su obra. Tony fue, ante todo, un gestor cultural incansable. Fue la mente maestra detrás de Rockotitlán, ese legendario recinto que sirvió de incubadora para el movimiento del “Rock en tu Idioma”. Mientras muchos buscaban fama, Tony buscaba espacios para que otros pudieran gritar su verdad. Se nos va el autor de líneas de bajo hipnóticas como las de “Tres Lunares”, pero se queda su visión: la de un rock mexicano digno, profesional y con identidad propia. Su lucha no fue solo en el escenario, sino en la trinchera de la industria, abriendo puertas que antes estaban cerradas para los nuestros.

 Del otro lado del Atlántico, España y el mundo hispano lloran la muerte de Jorge Martínez, líder de una de las mejores bandas del rock mundial: Ilegales. Jorge no era un tipo fácil, y ahí radicaba su encanto; representaba la arrogancia necesaria del rock and roll, esa postura desafiante que se niega a ser domesticada. Con una lírica afilada y una guitarra que cortaba el aire, nos enseñó que “Tiempos nuevos, tiempos salvajes” no era solo una canción, sino una advertencia y una forma de vida. Su partida, tras una dura batalla de salud, deja huérfano al rock de autor. Se va el “Ilegal” mayor, llevándose consigo esa autenticidad cruda que tanta falta hace en los tiempos modernos.

Hoy, las fronteras entre México y España se borran bajo el mismo luto. Tony y Jorge no se han ido del todo; nos dejan una discografía que no caduca y una lección de integridad artística. A nosotros, los que nos quedamos de este lado de la bocina, nos toca la tarea más importante: mantener su volumen alto y no dejar que el silencio gane la batalla.

Descansen en paz y Que El Rock Sea!